El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará.
Arbol sobre las aguas
domingo, 3 de julio de 2011
LA BATALLA ESPIRITUAL
Y quedóse Jacob solo, y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
Y como vió que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y descoyuntóse el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
Y dijo: Déjame, que raya el alba. Y él dijo: No te dejaré, si no me bendices.
Y él le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
Y él dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel: porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y él respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre? Y bendíjolo allí.
Génesis 32
Hay una profunda creencia atrincherada de que eres un algo feo, imposible de amar, que está separado de Dios. Y nunca trabajas lo bastante duro ni eres lo bastante bueno para reunificarte.
Este es el dilema. Esta creencia oculta en conflicto con el enorme, cósmico anhelo de descubrir quién es uno realmente.
Y la vida espiritual a menudo se convierte en una vida de tortura, de auto tortura. Esta batalla entre el ego y el superego, entre el ser más “elevado” y el más “bajo”, entre el yo y el Yo, es sólo para evitar la experiencia de la fealdad que crees que eres tú mismo.
Recuerdo que leyendo una vez a un maestro espiritual decía: “Ni siquiera animes a tus amigos a entrar en la vida espiritual; es una vida dura”. Y la mayoría de nosotros entramos en ella de forma muy casual o despreocupada con la idea de que eso nos hará felices para siempre. Pero entonces algo te coge por el cuello y dice: “para aquí, di la verdad, encara la verdad, sé tú mismo”.
Así es que os invito a estar dispuestos a ser cogidos por el cuello, a estar contra el suelo hasta que os rindáis a la Verdad sean cuales sean las consecuencias. ¿Preparados? Ya habéis descubierto que la investigación en vuestra verdad no os dará grandes poderes o riquezas, o felicidad. De hecho, no se ofrece nada. Todo se quita; todo lo que habéis acumulado, todo lo que habéis aprendido. Todo lo que habéis almacenado se revela como vacío, como una ilusión que os mantiene alejados de vosotros mismos. Esto es radical. Es extremadamente serio. Es algo regocijante, algo sencillo. Pero no es para el corazón temeroso. Hace falta un gran valor, porque todo en nosotros, todo nuestro condicionamiento dice: “No, no. No vayas ahí. No toques eso. No lo hagas.” Y aún así, cuando alcanzas un cierto grado de anhelo, todo en tu vida está diciendo: “tienes que hacerlo, tienes que descubrir la verdad, tienes que saber, tienes que ser la verdad.” Y entonces veréis donde está vuestra lealtad, dónde está vuestra atención.
Gangaji
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