No hay liberación sin gracia…˜ Y no hay desgracia comparable…˜ ni gracia que pueda compensar jamás…˜ la terrible desgracia de tener que buscar la liberación…˜
Este fardo de sufrimiento…˜ ¿desde cuándo cuenta usted con él?… ¿Desde cuándo comenzó usted el registro de cuántas veces ha intentado usted aliviarlo…˜ hacerlo desaparecer?…˜ ¿En qué han consistido su gozos?…˜ ¿Por qué ha decidido usted buscar en el interior…˜ lo que el exterior no ha podido darle a usted?…˜
Tan grande es su desgracia…˜ tan crudelísimo es su sufrimiento…˜ tan aflictiva es la angostura en la que pena usted su miseria…˜ que…˜ verdaderamente…˜ no hay mayor desgracia que no buscar la liberación.
¡SU DESGRACIA ES SU GRACIA!…˜ Sólo este escozor lancinante…˜ que nada ni nadie puede aliviar…˜ puede mostrarle a usted su verdadera naturaleza…˜ sólo este escozor lancinante es puro…˜ libre de mezcla…˜ libre de apariencia…˜ libre de engaño…˜ es un sufrimiento completamente detestable…˜ no hay ningún peligro de que usted se identifique a él…˜ de que usted se apegue a él…˜ Usted no lo aceptará nunca…˜
¿Comprende usted ahora las palabras de Cristo «el que quiera ser mi discípulo que cargue su cruz y me siga»?…˜ No dice que busque y cargue una cruz extraña a él…˜ dice cargue su cruz…˜
(Pedro Rodea)
(Pedro Rodea)
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