El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará.
Arbol sobre las aguas
lunes, 21 de marzo de 2011
¿A quien temeré? ¿Quien me hará temblar?
Yahvé el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado;
despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios.
Yahvé el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás.
Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.
Porque Yahvé el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.
Cercano está de mí el que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí.
He aquí que Yahvé el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla.
¿Quién hay entre vosotros que teme a Yahvé y oye la voz de su siervo?
El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Yahvé, y apóyese en su Dios.
(Isaías 50:4-10)
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3 comentarios:
No es más el discípulo que su Maestro. Maestro en el buen empleo de la palabra, ya me entiendes.
Un saludo cordial.
;O)
Me encanta tu Blog me parece una bocanada de aire fresco
PAX
Felicitas: En todo caso todos somos discipulos del Maestro, es lógico.Un Abrazo
Querido Anonimo de cuatro caminos: tú si que eres una bocanada de aire fresco para mí. ¡Que Dios te bendiga siempre!.
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